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“Originario de la orilla de Buenos Aires, con perfecta localización geográfica, empírico, vigente y anónimo, transmitido oralmente y funcional, tiene todas las condiciones requeridas por las mayores exigencias del hecho folclórico… Su nacimiento porteño se sitúa en los “barrios bravos” de Buenos Aires del 900…”
Víctor Jaimes Freyre, Mi buen amigo el Folclore (1963)
por CLAUDIO MADAIRES
claudio.madaires@gmail.com
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Aunque
parezca mentira, en Argentina, en específico en Buenos Aires, el
tango folclórico no tiene cabida alguna en la programación estatal
de la TV.
Esto
no es cosa nueva. Viene desde hace décadas. El Estado, con dinero
del pueblo, no hace propaganda masiva y continua —salvo
cada muerte de cocodrilo— del
tango folclórico de Buenos Aires.
Cuando
hablo del tango folclórico —que
insisto llamo desde hace años y por mi cuenta «tango D.O.C.» (con
Denominación de Origen Controlada, como los vinos argentinos de
Mendoza D.O.C., por ejemplo)—,
hablo del
tango popular, del
auténtico que se baila en innumerables milongas de barrio de todo
Buenos Aires y que nada
tiene que ver con lo «for export», con lo comercial, con lo que no
tiene raigambre en el sentir ciudadano tradicional y
que está orientado a la venta masiva.
Recordemos,
como cada vez, las palabras del eminente folclorista Don Víctor
Jaime Freyre en «Mi
buen amigo el Folclore» (1963):
«Originario
de la orilla de Buenos Aires, con perfecta localización geográfica,
empírico, vigente y anónimo, transmitido oralmente y funcional,
tiene todas las condiciones requeridas por las mayores exigencias del
hecho folclórico.»
«Su
nacimiento porteño se sitúa en los “barrios bravos” de Buenos
Aires del 900, y su característica popular lo presenta como un
alarde de habilidad y guapeza del varón, que sujeta fuertemente
contra sí a su compañera durante la danza, conquistando la
admiración de ella hacia tan varonil compañero y el respeto de los
demás.»
A
partir de estas definiciones excelentes, hemos de entender el
fenómeno del tango folclórico, el tradicional, el popular.
Que
los intereses privados ignoren absolutamente el tango folclórico en
su mercadotecnia televisiva, es asunto de ellos. Que el Estado no
privilegie lo autóctono y popular en la TV mantenida por el pueblo,
da vergüenza ajena.
© 2013 CAGB "Claudio Madaires".
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