martes, 2 de octubre de 2012

FIGURAS PROHIBIDAS EN LAS MILONGAS PORTEÑAS



“Originario de la orilla de Buenos Aires, con perfecta localización geográfica, empírico, vigente y anónimo, transmitido oralmente y funcional, tiene todas las condiciones requeridas por las mayores exigencias del hecho folclórico… Su nacimiento porteño se sitúa en los “barrios bravos” de Buenos Aires del 900…”

Víctor Jaimes Freyre, Mi buen amigo el Folclore (1963)




por CLAUDIO MADAIRES
claudio.madaires@gmail.com






El tango en infinito en sus posibilidades creativas. Por ser una danza folclórica de improvisación, la cantidad —y calidad, por supuesto—  de figuras depende de cada pareja; sobre todo del hombre, que es quien debe marcarlas.

Pero muchos turistas e incluso nacionales recién llegados, es que algunas figuras «tradicionales» de larga están prohibidas en las milongas realmente tradicionales.

Son figuras que ponen en peligro a los demás bailarines, o bien figuras que sin duda surgieron en ambientes turbios —tal vez, prostibularios.





Aunque el tango no tiene un origen prostibulario —algunos se empeñan todavía en degradar nuestra danza folclórica con no sé qué cuestionables fines (¿justificar el tango for export?)—, de por sí da para que haya sido usado y abusado en prostíbulos.

Una figura como «la sentadita», en la cual la mujer parece que se sienta en la entrepierna del hombre, es una de las prohibidas.

Otra figura es «la montadita», en la cual la mujer se sienta en una pierna del hombre quedando totalmente en el aire, con sus piernas cruzadas.

Una figura que está prohibida porque pone en peligro a los otros es «el gancho alto», figura que hace que la mujer eleve el taco de uno de sus pies por entre una pierna del hombre. Al alzar el taco, no es poco común que con el taco lastime a otros bailarines de la pista.

Y así una serie de figuras...

En las milongas «turísticas» estas prohibiciones no rigen. En general, el turista aprende mal y peor que mal a bailar tango D.O.C. de Buenos Aires (el folclórico), y en la misma Buenos Aires cometen ganchos altos y figuras prostibularias como si estuvieran en milongas extranjeras.


© CAGB "Claudio Madaires".




miércoles, 8 de agosto de 2012

BAILAR 1001 FIGURAS EN 1 METRO CUADRADO



“Originario de la orilla de Buenos Aires, con perfecta localización geográfica, empírico, vigente y anónimo, transmitido oralmente y funcional, tiene todas las condiciones requeridas por las mayores exigencias del hecho folclórico… Su nacimiento porteño se sitúa en los “barrios bravos” de Buenos Aires del 900…”

Víctor Jaimes Freyre, Mi buen amigo el Folclore (1963)


por CLAUDIO MADAIRES
claudio.madaires@gmail.com

En general, uno no ve mucha inventiva en los bailarines de tango promedio de milonga.

Cada cual tiene un reducido número de figuras que repite y repite cada noche, toda la vida. A cada cual se lo conoce por las figuras que repite invariablemente.

Es cierto que suele haber limitaciones de espacio en las milongas porteñas (las noches pico, claro está; las demás noches, hay pista de sobra). Sin embargo, la falta de imaginación para crear e improvisar es un vicio extendido.

Foto © Claudio Madaires (CAGB)

Si bien el tango D.O.C. de Buenos Aires es sobrio por naturaleza —al menos en su versión actual de salón—, esto para nada significa que el tango sea repetitivo y aburrido.

Es posible bailar 1001 figuras de tango en 1 metro cuadrado de pista. Figuras simples o sofisticadas que se inventan y pulen antes de la milonga o figuras improvisadas completamente.

Los juegos de pies de los bailarines no están limitados por el metro cuadrado de pista.

De hecho, cada vez que bailo en una milonga invento alguna que otra figura nueva.

El tango folclórico argentino es infinito en sus posibilidades. En tanto y en cuanto no sea deformado en tango circense «for export».



© Claudio Madaires, de su libro Uno y el tango


ABANDONAR A LA PAREJA EN LA PISTA DE BAILE



“Originario de la orilla de Buenos Aires, con perfecta localización geográfica, empírico, vigente y anónimo, transmitido oralmente y funcional, tiene todas las condiciones requeridas por las mayores exigencias del hecho folclórico… Su nacimiento porteño se sitúa en los “barrios bravos” de Buenos Aires del 900…”

Víctor Jaimes Freyre, Mi buen amigo el Folclore (1963)


por CLAUDIO MADAIRES
claudio.madaires@gmail.com

Si el bailarín no agrada a la dama, sea por su manera de danzar o cualquier otra razón, ésta puede disculparse tras el primer tango con un respetuoso «gracias» y abandonarlo en la pista.

«Plantar» a un bailarín en medio de un tango sin razones de peso es algo imperdonable, y el caballero así insultado puede comentar el asunto entre los amigos milongueros para que la dama en cuestión no baile con nadie más.

Por supuesto que si el bailarín hombre no se comporta bailando tango, entonces sí es válido el «plantón» repentino y sin explicaciones.

A la inversa, sucede exactamente lo mismo. Con delicadeza, es válido abandonar a una dama tras el final de cada tango, si ésta no se comporta como corresponde.


© Claudio Madaires, de su libro Uno y el tango


lunes, 30 de julio de 2012

FORMAS DE TANGO EN VÍAS DE EXTINCIÓN


“Originario de la orilla de Buenos Aires, con perfecta localización geográfica, empírico, vigente y anónimo, transmitido oralmente y funcional, tiene todas las condiciones requeridas por las mayores exigencias del hecho folclórico… Su nacimiento porteño se sitúa en los “barrios bravos” de Buenos Aires del 900…”

Víctor Jaimes Freyre, Mi buen amigo el Folclore (1963)


por CLAUDIO MADAIRES
claudio.madaires@gmail.com


http://tangoargentinocurso.blogspot.com.ar

Por ser una danza que ha evolucionado desde dentro de las entrañas y el corazón de la ciudad de Buenos Aires, el tango argentino folclórico que bailamos hoy día en las milongas no es el mismo que bailaban nuestros antepasados cuando la Buenos Aires del siglo pasado.

Miremos fotos de Buenos Aires “antigua”. Miremos fotos de milongas de esta época. Comparemos.

Hay una relación estrecha entre las fotos de la vieja Buenos Aires —digamos, de comienzos del siglo pasado—, y las de bailarines de tango de la misma época.


Hubo un tango canyengue, un tango orillero, “milonga canyengue”, “milonga orillera”...

Actualmente, no muchos saben bailar canyengue, orillero ni —lamentablemente— la milonga en sus formas originales.

Quedan muchísimas grabaciones de esas formas “antiguas” de tango y milonga, y sería bueno que no fueran pocos los bailarines que interpretan cada variedad de tango como corresponde.

Esperemos que algún gobierno futuro dé más espacio a la enseñanza de las formas tradicionales del tango folclórico que a las variedades artificiales y coreográficas que pululan hoy día como hongos foráneos a la tradición porteña.




© Claudio Madaires (CAGB). De su libro TANGO ARGENTINO: CURSO DEFINITIVO

Más información:



miércoles, 11 de julio de 2012

ACORDEÓN Y MILONGA, BANDONEÓN Y TANGO



“Originario de la orilla de Buenos Aires, con perfecta localización geográfica, empírico, vigente y anónimo, transmitido oralmente y funcional, tiene todas las condiciones requeridas por las mayores exigencias del hecho folclórico… Su nacimiento porteño se sitúa en los “barrios bravos” de Buenos Aires del 900…”

Víctor Jaimes Freyre, Mi buen amigo el Folclore (1963)


por CLAUDIO MADAIRES
claudio.madaires@gmail.com


La milonga y el acordeón iban de la mano durante el siglo 19.

Nada más normal que refinar el sonido popular del acordeón con el bandoneón, una vez que la milonga fue pariendo al tango.

Ahora ya no se toca milonga con acordeón; pero esto puede cambiar en cualquier momento.

Esperamos.

Porque el bandoneón es demasiado formal y elegante para la rápida y folclórica milonga criolla.


© Claudio Madaires, de su libro Uno y el tango


jueves, 21 de junio de 2012

CABALLEROS MILONGUEROS


“Originario de la orilla de Buenos Aires, con perfecta localización geográfica, empírico, vigente y anónimo, transmitido oralmente y funcional, tiene todas las condiciones requeridas por las mayores exigencias del hecho folclórico… Su nacimiento porteño se sitúa en los “barrios bravos” de Buenos Aires del 900…”

Víctor Jaimes Freyre, Mi buen amigo el Folclore (1963)


por CLAUDIO MADAIRES
claudio.madaires@gmail.com


Más información sobre el CURSO DE TANGO DEFINITIVO

Los verdaderos milongueros de tango argentino son caballeros.

¿Qué significa «caballeros»? Significa que un milonguero trata a la mujer con máximo respeto y máxima cortesía.

Por ejemplo, los viejos milongueros y sus jóvenes imitadores suelen acompañar a la mujer con la cual bailaron hasta su mesa. Incluso suelen acomodarles la silla cuando ellas se sientan.

También se ha visto a milongueros que ofrecen su pañuelo a la mujer con la cual bailan, si perciben que ella transpira.

Ser milonguero de Buenos Aires es mucho más que saber bailar con fluidez el tango folclórico. A la par, es saber tratar a la mujer —conocida o desconocida, nacional o turista de paso— como a una dama, con cortesía extrema.

Letras de tango de Buenos Aires. Done y recíbalo de regalo.


Sobre todo los milongueros porteños, hemos de dar el ejemplo.

De todo el mundo vienen gentes a ver con sus propios ojos a los milongueros oriundos de la Capital Mundial del Tango.

La caballerosidad, entonces, es un deber para los hombres del verdadero tango argentino. Antes de aprender a ser un auténtico bailarín de tango, hay que aprender a ser un auténtico caballero del tango.


Sobre todo los milongueros porteños, hemos de dar el ejemplo.

De todo el mundo vienen gentes a ver con sus propios ojos a los milongueros oriundos de la Capital Mundial del Tango.

La caballerosidad, entonces, es un deber para los hombres del verdadero tango argentino. Antes de aprender a ser un auténtico bailarín de tango, hay que aprender a ser un auténtico caballero del tango.


Más información sobre el CURSO DE TANGO DEFINITIVO


© Claudio Madaires (CAGB). De su libro TANGO ARGENTINO: CURSO DEFINITIVO

lunes, 21 de mayo de 2012

LAS ORQUESTAS DE TANGO EN LA DÉCADA DE ORO


“Originario de la orilla de Buenos Aires, con perfecta localización geográfica, empírico, vigente y anónimo, transmitido oralmente y funcional, tiene todas las condiciones requeridas por las mayores exigencias del hecho folclórico… Su nacimiento porteño se sitúa en los “barrios bravos” de Buenos Aires del 900…”

Víctor Jaimes Freyre, Mi buen amigo el Folclore (1963)


por CLAUDIO MADAIRES
claudio.madaires@gmail.com



Con el éxito creciente del tango argentino desde la primera década del siglo XX, fueron surgiendo orquestas cada vez de mayor envergadura, hasta alcanzar el clímax en los años 40. Los registros fonográficos antiguos son abundantes. Antes de 1910, la “Banda Municipal de la Ciudad De Buenos Aires” registraba tangos clásicos como “Gran Hotel Victoria” y “El irresistible”; y también otros típicos de la vena humorística porteña de aquellos tiempos, como “Mordele la cola al chancho” y “Que hubo de haber habido”. Un fenómeno de origen folclórico como el del tango era asunto institucional argentino hace ya 100 años. Desde los organitos callejeros, desde las guitarras gauchescas, desde las bandas, rondallas y grandes orquestas, desde los gramófonos y fonógrafos, el tango penetraba continuamente en el sentir de los argentinos, de la infancia a la muerte; en las milongas al aire libre de las clases humildes y en los grandes salones de la oligarquía. Imposible saber qué sería de los porteños sin el tango. Opino que hasta Buenos aires arquitectónica sería muy otra. Gracias al tango, Buenos Aires adquirió una estética propia, indisoluble de su música popular por excelencia.



Las orquestas de tango, ya en la década de 1920, eran cosa seria. La permanente “moda tango” permitió que numerosas agrupaciones orquestales lograran vivir de lo suyo hasta la década de 1950, cuando las músicas comerciales foráneas invadieron territorio cultural argentino y lo conquistaron a hierro y fuego. A los violines típicos de los comienzos, que hacían tango con flautas, clarinetes y guitarras, fueron agregados bandoneones, contrabajos, cellos y pianos hasta casi conformar agrupaciones completas al estilo de las orquestas de música clásica. Roberto Firpo (1884-1969), el famoso coautor de “La Cumparsita”, grabó cerca de 3000 veces; Osvaldo Fresedo (1897-1984), con su elegante y cosmopolita orquesta, desde la década de 1920 contribuyó con más de 1200 registros; Francisco Canaro (1888-1964) superó a todos, legando no se sabe todavía si 4000 o 7000 grabaciones orquestadas. De estas pocas cifras podemos inferir la magnitud del fenómeno del tango en Buenos Aires; fenómeno plasmado en decenas de miles de registros.



Orquesta y tango, hasta hoy día, son objetos culturales íntimamente asociados; como es natural, porque la densidad sonora de una gran orquesta se impone a la humilde guitarra de los comienzos. No muchos oyentes asocian el tango primero a la bordona española, instrumento típico del folclore popular de toda América, dándole la prioridad a la orquesta. Incluso hay quienes sostienen que la orquesta hizo por el tango tanto como la voz de Carlos Gardel. Todos coincidimos, eso sí, en justipreciar la magnitud acústica que el tango adquirió a manos de los directores, arregladores y músicos de las grandes orquestas —Julio De Caro, Aníbal Troilo, Florindo Sassone, Armando Pontier, Pedro Laurenz, Leopoldo Federico, Ángel D’Agostino y Osvaldo Pugliese, para dar algunos ejemplos—. A nadie se le oculta, tampoco, que las orquestas evolucionaron de una necesidad básica imposible de paliar con guitarras: la de bailar en grandes recintos o al aire libre cuando son cientos los bailarines. Y fue, la del 40, la década de Oro del tango argentino, la década de las Grandes Orquestas, justamente cuando fue perentorio suministrar música en mayor volumen y máxima calidad a grandes masas humanas ávidas de bailar.


© Claudio Madaires (CAGB). Artículo publicado en octubre del 2006 en el prestigioso periódico ecuatoriano LA HORA, con la firma CLAUDIO GILARDONI.

viernes, 27 de abril de 2012

EL TANGO BAILADO: LAS MARCAS


“Originario de la orilla de Buenos Aires, con perfecta localización geográfica, empírico, vigente y anónimo, transmitido oralmente y funcional, tiene todas las condiciones requeridas por las mayores exigencias del hecho folclórico… Su nacimiento porteño se sitúa en los “barrios bravos” de Buenos Aires del 900…”

Víctor Jaimes Freyre, Mi buen amigo el Folclore (1963)


por CLAUDIO MADAIRES
claudio.madaires@gmail.com

El tango folclórico argentino (o tango D.O.C., con Denominaciön de Origen Cultural, como suelo definirlo) es una danza de pareja enlazada en la cual la mujer debe seguir al hombre continuamente, de principio a fin de cada tango.

El seguimiento continuo de la mujer no está relacionado con «machismo» cultural alguno. La mujer baila de espaldas al movimiento general de los bailarines (en círculo en torno a la pista en sentido antihorario); por tanto, si no siguiera a su pareja a rajatablas, acabaría chocando con los demás en espacios reducidos donde cada metro cuadrado libre es difícil de hallar.

Por ello, porque la mujer ha de seguir al hombre sin ver lo que sucede adelante en la pista, es imprescindible que ambos bailarines sepan una serie de marcas tradicionales que permiten que el hombre indique lo que desea que la mujer realice en cada momento.



Estas marcas son lógicas en extremo, además de sencillas. Quienes las conocen, son capaces de bailar con cualquiera que las sepa. Quienes no las saben, están condenados a bailar con sus parejas y de memoria.

Además, las marcas permiten que los bailarines improvisen figuras nuevas en cualquier momento del baile. Siendo el tango argentino, en esencia, a diferencia de muchas otras danzas folclóricas argentinas —chacarera, escondido, triunfo, gato... y tantas otras— un baile no coreográfico, sino de improvisación libre.



En definitiva, las marcas del tango folclórico argentino son un elemento crucial para entender el baile.

Si alguien —hombre y mujer por igual— pretende bailar auténtico tango argentino D.O.C. de Buenos Aires y no entiende las marcas todavía, es hora de tomar clases con auténticos docentes porteños tradicionalistas.


Más información en CURSO DEFINITIVO DE TANGO ARGENTINO

http://tangoargentinocurso.blogspot.com.ar/



© Claudio Madaires (CAGB)

viernes, 16 de marzo de 2012

TANGO Y LITERATURA ARGENTINA


“Originario de la orilla de Buenos Aires, con perfecta localización geográfica, empírico, vigente y anónimo, transmitido oralmente y funcional, tiene todas las condiciones requeridas por las mayores exigencias del hecho folclórico… Su nacimiento porteño se sitúa en los “barrios bravos” de Buenos Aires del 900…”

Víctor Jaimes Freyre, Mi buen amigo el Folclore (1963)




TANGO Y LITERATURA ARGENTINA

por CLAUDIO MADAIRES
claudio.madaires@gmail.com






Sin las miles de excelentes letras de tango creadas e impresas desde principios del siglo XX, la historia de la literatura argentina no sería idéntica a sí misma. Ignoramos e ignoraremos cuál fue la primera poesía escrita para un tango. Siendo un fenómeno folclórico, sus orígenes literarios permacenerán en el olvido del primer papel nunca escrito. Porque, sabemos que

“El olvido quitó a muchos el galardón y pago de sus servicios, y la memoria ensalzó el valor de los que con príncipes alcanzaron la remuneración de sus obras…” (*)



La memoria folclórica de los pueblos es colectiva, oral, anónima. El tango se hizo carne literaria legible cuando migró del campo a la ciudad, cuando pasó del anonimato cultural al artista con nombre y apellido. Imprentas había en la Buenos Aires del 1900; no en la inmensa planicie procreadora de la pampa. De la íntima relación cultural entre el campo y la Gran Ciudad surgió el primer tango literario. Así lo evidencia la escritura tanguera de los comienzos. Caso famoso, verificado, contundente: “La Morocha”, escrito por Ángel Villoldo en 1905, con música de Enrique Saborido.



Comienza así:

“Yo soy la morocha,
la más agraciada,
la más renombrada
de esta población.
Soy la que al paisano,
muy de madrugada,
brinda un cimarrón.”

La mujer fiel y orgullosa de su valía se canta a sí misma en el amanecer pampero, sirviéndole un mate a su hombre trabajador. No es éste un ejemplo aislado. Toda la historia de la literatura tanguera está empapada de folclorismo gauchesco. Hasta hoy día, los poetas siguen escribiendo tangos de estilo campero. Inútil y degradante pretender la humillación última del tango en la lapidaria frase “vil reptil de prostíbulo”, pergeñada y publicada por Leopoldo Lugones en el periódico argentino “La Nación”.

Del tango gauchesco al lunfardo, es decir, del tango en lenguaje campero al escrito en el lenguaje proletario de la vieja Buenos Aires inmigrante, hubo un corto paso. Casi paralelo al gauchesco, el tango lunfardo se hizo folclore literario también desde comienzos de siglo XX. Siendo el lunfardo una lengua dentro de otra lengua en Buenos Aires, era imposible que no generara literatura popular. Gauchesca o lunfarda, la literatura tanguera fue negada y despreciada, injustamente, por una clase social y sus pretorianos culturales durante sus primeras décadas de existencia. Los ataques fueron impresionantes por su alevosidad. El tango fue acusado de ser “cosa de negros y de gauchos”, como si ser negro o ser gaucho fuera insulto. El lunfardo fue denigrado hasta el límite: catalogado como jerga delictiva; aunque fuera el idioma de millones de argentinos. Pretendieron encasillar el tango como asunto prostibulario, porque esto convenía a la crucifixión moral definitiva.

No recuerdo haber leído ninguna historia de la literatura argentina cabal en su objetividad histórica y estética. Creo que esto se debe a que los poetas populares del tango, en promedio, han sido y son mejores artistas que sus pares cultos.

Escribió José ingenieros:

“El escritor mediocre es peor por su estilo que por su moral” (**)

______
(*) Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdez, en “Relación del descubrimiento del Río Amazonas”, Biblioteca Ecuatoriana Amazónica, vol.1, 1992, pág. 141.
(**) José Ingenieros, “El hombre mediocre”, Quito, 2005, pág. 116.





© CAGB. Claudio Madaires, seudónimo. Artículo publicado en el prestigioso periódico ecuatoriano LA HORA en mayo del 2006.

martes, 28 de febrero de 2012

MILONGAS DE BUENOS AIRES: "VIEJOS MILONGUEROS" Y SUS IMITADORES


“Originario de la orilla de Buenos Aires, con perfecta localización geográfica, empírico, vigente y anónimo, transmitido oralmente y funcional, tiene todas las condiciones requeridas por las mayores exigencias del hecho folclórico… Su nacimiento porteño se sitúa en los “barrios bravos” de Buenos Aires del 900…”

Víctor Jaimes Freyre, Mi buen amigo el Folclore (1963)




MILONGAS DE BUENOS AIRES: "VIEJOS MILONGUEROS" Y SUS IMITADORES

por CLAUDIO MADAIRES
claudio.madaires@gmail.com

Un hecho desagradable y reiterativo de las milongas de Buenos Aires es el de los bailarines que pretenden dárselas de viejos milongueros, sin tener a sus espaldas más que unos pocos años (o meses) de tango bailado.

Conozco las milongas porteñas en persona desde la década de 1980. La mayor parte de los viejos milongueros de aquellos tiempos se han ido con Gardel. En aquellos tiempos tenían más de 70 años. Los centenarios son algo raros de hallar...



Quedan, por supuesto, muchos buenos viejos milongueros que en esta década del 2010 tienen entre 70 y 80 años.

Pero no todos los longevos de esa franja de edad que concurren a milongas de Buenos Aires son lo que dicen ser.

Hay viejos sin escrúpulos que toman algunas clases básicas de tango; aprovechan que han nacido en Buenos Aires; salen con camisa negra y corbata a venderse a los turistas ingenuos como viejos milongueros de todos los tiempos.


En la foto, con la bailarina profesional hispano-ecuatoriana Mariví Guarderas



Hay que estar en guardia contra ellos.

Porque poseen muy escasos conocimientos de tango bailado y acaban enseñando mal y peor que mal a los turistas ansiosos de conocer el auténtico tango de Buenos Aires.

¿Cómo reconocer a los falsos "viejos milongueros"?

Aparte de intentar informarse en el caos infinito de Internet sobre trayectorias reales o imaginarias, hay que concurrir a las milongas tradicionales de Buenos Aires (aquellas que funcionan desde hace no menos de 40 años y que nunca han abandonado la línea recta del tango folclórico) y averiguar preguntando a los viejos milongueros sobre docentes y bailarines de tango con larga y comprobable trayectoria barrial.

Subrayo barrial. Primero, porque en el barrio y no fuera de él está el tango folclórico de Buenos Aires; segundo, porque muchas trayectorias internacionales pesan poco y nada en el auténtico tango folclórico argentino. Cualquiera sale de gira por Europa, Asia o América de la mano de amigos o empresas fenicias, se saca fotos y videos y acaba pesentándose como maestro de maestros de la noche a la manaña.

Por regla general, hay que tener cuidado con los viejos milongueros que prefieren las milongas turísticas a las tradicionales de barrio.

Hay notables e ilustres excepciones, claro.

Yo las conozco.

jueves, 26 de enero de 2012

TANGO DE BUENOS AIRES, ¿DÓNDE ESTÁN LOS BAILARINES PORTEÑOS?



“Originario de la orilla de Buenos Aires, con perfecta localización geográfica, empírico, vigente y anónimo, transmitido oralmente y funcional, tiene todas las condiciones requeridas por las mayores exigencias del hecho folclórico.” “Su nacimiento porteño se sitúa en los “barrios bravos” de Buenos Aires del 900...”

Víctor Jaimes Freyre, Mi buen amigo el Folclore (1963)



TANGO DE BUENOS AIRES, ¿DÓNDE ESTÁN LOS BAILARINES PORTEÑOS?

Es común que mis alumnos, ex-alumnos y otros interesados de todo el mundo que viajan a Buenos Aires me pregunten acerca de milongas, lugares y espectáculos de tango recomendables.

Por mi profesión, debo estar actualizado.

Por supuesto, en todos los casos doy nombres y apellidos de milongas tradicionales —es decir, de tango D.O.C., el folclórico—, de sitios típicos de la ciudad y de espectáculos que estén relacionados con el auténtico Buenos Aires.



Una ex-alumna europea, hará cosa de unos meses, a punto de viajar a la Capital Mundial del Tango, quiso saber acerca de un nuevo espectáculo que había hallado promocionado en Internet.

Voy a llamarlo «Tango Anónimo For Export».

Recuerdo muy bien que el espacio original de «Tango Anónimo For Export» era uno de los clásicos de Buenos Aires. Una empresa extranjera lo compró y lo remodeló según sus intereses. Fui un par de veces a tomar café en el nuevo edificio, inaugurado hace pocos años. «Tango Anónimo For Export» fue un genuino espacio porteño desde fines de siglo XIX (década de 1890 a lo menos).

«Tango Anónimo For Export» actual se vende como espectáculo de auténtico tango argentino de Buenos Aires.

Revisando en Internet, en medio del anonimato al que nos acostumbran las empresas multinacionales en relación a los bailarines que supuestamente representan a Buenos Aires y al tango folclórico de los porteños, hallé los antecedentes de los primeros bailarines del lugar.


Fotos antes de después de mi DIETA 12 X 12. Ver mi nuevio blog
http://dieta12x12.blogspot.com/

Ignorando todo en relación a ambos profesionales, a falta de mayor información en el sitio de «Tango Anónimo For Export», acabé descubriendo en una página de Internet que uno de los bailarines estrella era oriundo de una provincia argentina norteña, tan alejada por orígenes del tango como de Buenos Aires. También descubrí que la pareja femenina estrella de «Tango Anónimo For Export» era oriunda de Europa Central.

Ahí detuve mi pesquisa.

Sólo recomiendo espectáculos de tango D.O.C. en la Capital Mundial del Tango representados por artistas nacidos en Buenos Aires.

Quienes me consultan viajan a la Capital Mundial del Tango a ver bailar porteños en exclusividad.

Nadie viaja a Buenos Aires desde Europa, Asia o América para ver bailar tango de Buenos Aires interpretado en el escenario por bailarines extranjeros.

Debería regir una legislación que impida a las empresas multinacionales «mentir» a los turistas por no aclarar en las páginas de sus espectáculos sobre quienes bailan en el escenario porteño.




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